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20.7.11

body asks the question


Posiblemente su rostro ya no sea el mismo desde que emprendió el viaje en el monopatin, cientos de bichitos aplastados contra sus dientes, el barro y las media lunas con jamón y queso dejaron su marca semi indeleble, no quiere limpiarse, dice que son cicatrices del camino y lo hacen ver más fuerte.




Pasan los kilómetros velozmente y él solo piensa como conocer más a la mujer que ama.

Escaso de fondos como para contratar un detective privado, Gutierrez trata de deducir la mejor manera de pasar desapercibido por voluntad propia, aunque ella ni sospecha de su existencia.

Y así se introduce en el precioso arte del camuflaje, de la cultura milenaria y silenciosa de los ninjas, estudia las más avanzadas tecnicas militares, y también oregami* (por que siempre le gustaron las grullas) y entonces decide que lo mejor es crecer, crecer y crecer y seguir creciendo hasta que sus zapatos parezcan dos casas del siglo xv, sus piernas puedan confundirse con dos altos y torpes arboles, su torso con un gran edificio que fue abandonado hace cientos de años, sus brazos dos grandes carteles sin publicidad, y su cabeza un insípido globo meteorológico que nadie miraría.

De esta manera logra pasar desapercibido por años. Tan solo haciendo sombra para ella y despeinandola con suspiros de amor cada vez que ella se asoma al jardin a pasear su tortuga.



*primero pensó que Oregami era Oregano en italiano.

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