
Pronuncio Gutierrez luego de pasar una amena tarde en la terraza de la casa de la chica del balcón compartiendo risas, beautiful abrazos, lluvia de sol y unos mates levemente dulces.
"Si, creo que me amo... estoy bastante seguro"
Partiendo de la premisa básica que sostiene que primero hay que quererse a uno a mismo para poder querer a los demás Gutierrez se sintió mucho mejor.
A pesar que hacia casi diez años que no se veían, los guiños cómplices, los temas de conversación, las opiniones sobre esto y aquello, las preguntas y las respuestas estaban todas ahí delante de ellos.
Pasearon entre multitudes, por un momento pensaron en comer un helado, Gutierrez miro y admiro sus manos, su pelo, sus zapatos, sus aros y su lápiz labial, miro las baldosas flojas del piso intentando no pisar ninguna y pasar por torpe al tropezarse, miro los techos de las casas (busco en vano alguna gargola), miro sus hombros y por arriba de sus hombros.
Todo el tiempo esquivo mirarla directamente a los ojos.
Por lo que ellos podían dejar ver.
Posiblemente en diez años mas junte el coraje suficiente.