Entonces el 01 de Enero de 1947 me acerque a su domicilio situado en Paraguay Nº765, y demostrándole todo mi amor me acerque a su hermoso jardín floreado y le pinte a cada una de sus margaritas dos ojitos y una bella sonrisa, de esa forma al abrir su puerta serian miles de caras sonrientes las que la reciban.
Días más tarde y mientras ella salía a hacer unas compras (frutas, verduras y ruleros), dormí a su perro con cloroformo y pude entrar en su casa. Sabiendo de su exquisito gusto por los patos salvajes, pinte en el techo de su cuarto una bella escena acerca de una cacería, en ella uno podía ver a varios perros con esos maravillosos patos en sus hocicos llenos de sangre.
Exactamente un mes más tarde, luego de que la policía dejara de patrullar su barrio, sigilosamente abrí su auto con un duplicado de la llave (que me encargue de tomar cuando pinte su cuarto), y me lo lleve. Su sorpresa no fue menos que mayúscula, cuando al verlo noto que ya no quedaban rastros de su auto, sino que ahora era una replica exacta de un carruaje colonial del siglo XVII, poco practico pero bellísimo sin duda.
Apenas unos días más tarde y tomándola por total sorpresa, mientras salía de su clase de Repostería Alemana, la secuestré. Manteniéndola cautiva por dos o tres meses (no recuerdo bien, el tiempo pasa volando cuando uno esta enamorado), alimentándola solo a caracoles y lechuguita para que aprenda a valorar el calor y el confort del hogar, sin duda me lo agradecería más adelante.
Siempre pensando en ella y en su bienestar, lentamente fui asesinando a sus conocidos y primos lejanos, imitando a famosos asesinos seriales, tratando de ser lo más cruel posible. Obviamente mi único propósito era lograr que ella no sufra cuando sus parientes directos (padres, hermanos, panadero) mueran debido a causas naturales.
Exactamente un mes más tarde, luego de que la policía dejara de patrullar su barrio, sigilosamente abrí su auto con un duplicado de la llave (que me encargue de tomar cuando pinte su cuarto), y me lo lleve. Su sorpresa no fue menos que mayúscula, cuando al verlo noto que ya no quedaban rastros de su auto, sino que ahora era una replica exacta de un carruaje colonial del siglo XVII, poco practico pero bellísimo sin duda.
Apenas unos días más tarde y tomándola por total sorpresa, mientras salía de su clase de Repostería Alemana, la secuestré. Manteniéndola cautiva por dos o tres meses (no recuerdo bien, el tiempo pasa volando cuando uno esta enamorado), alimentándola solo a caracoles y lechuguita para que aprenda a valorar el calor y el confort del hogar, sin duda me lo agradecería más adelante.
Siempre pensando en ella y en su bienestar, lentamente fui asesinando a sus conocidos y primos lejanos, imitando a famosos asesinos seriales, tratando de ser lo más cruel posible. Obviamente mi único propósito era lograr que ella no sufra cuando sus parientes directos (padres, hermanos, panadero) mueran debido a causas naturales.
Sin embargo, un día el sorprendido fui yo, ella se mudo.
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