Partiendo de una ley tacita de la escritura que dice más o menos así:
"Uno solamente debería escribir acerca de lo que tiene un completo y verdadero conocimiento"
Solo escribiré:
- Si en las mañanas tomo jugo de naranja natural, me hago encima.
Sin embargo seguiré escribiendo acerca de cientos de temas de los que no tengo la menor idea, como ser:
*Amor
*Deportes
*Vida en el más allá
*Lujos
*la dirección para volver al origen y al principio
*Como operar una cafetera
"Uno solamente debería escribir acerca de lo que tiene un completo y verdadero conocimiento"
Solo escribiré:
- Si en las mañanas tomo jugo de naranja natural, me hago encima.
Sin embargo seguiré escribiendo acerca de cientos de temas de los que no tengo la menor idea, como ser:
*Amor
*Deportes
*Vida en el más allá
*Lujos
*la dirección para volver al origen y al principio
*Como operar una cafetera
Sin más explicaciones déjenme contarles acerca de una de las vidas pasadas que malgaste:
No recuerdo el año y mucho menos el mes. Pero gozaba yo de una vida exquisita debido a mi genialidad, la que derrame por completo en mi primera obra teatral: "Desde aquí parece un caballo".
la cual cosecho cientos y cientos de criticas positivas. Jamás nadie se atrevió a dar una sola nota negativa.
Lo que me abrió todas y cada una de las puertas de la cuidad, desde el baño más asqueroso en la estación de trenes, hasta la puerta de la mismísima alcoba de la reina, su hija, su hermana, y cierta prima lejana muy bondadosa.
Obviamente era muy esperada la continuación de la primera obra, si bien ya habían pasado algunos años (37 para ser exactos), mi crédito seguía abierto, aún comía gratis en el puesto de hot dogs cercano a la plaza central.
Por lo que me decidí a poner nuevamente mi genio en marcha y comenzar con la esperada segunda obra teatral.
La expectativa fue creciendo y creciendo a medida que pasaban los años.
Los meses.
Los días.
Las horas...y fue cuando me dí cuenta que aquella primera obra había sido solo un golpe de suerte, no había nada de genialidad en mi persona, ni mucho menos en mi casa, ni siquiera en mi cuadra, sin ir más lejos mis vecinos eran "Harry el idiota", "Joe el tarado" y "Marcell, el zanguango".
Opte por la salida lógica, una serie de escándalos, unos romances baratos con estrellas de moda, unas borracheras, unos arrestos, alguna que otra pelea perdida, unos saltos desde un noveno piso a la pileta de natación del hotel, vestirme con harapos, destrozos de bazares, y todo lo posible que uno puede hacer para que el publico que alguna vez fue un fiel seguidor diga:
"Pobre, al final todos los genios son unos incomprendidos".
No recuerdo el año y mucho menos el mes. Pero gozaba yo de una vida exquisita debido a mi genialidad, la que derrame por completo en mi primera obra teatral: "Desde aquí parece un caballo".
la cual cosecho cientos y cientos de criticas positivas. Jamás nadie se atrevió a dar una sola nota negativa.
Lo que me abrió todas y cada una de las puertas de la cuidad, desde el baño más asqueroso en la estación de trenes, hasta la puerta de la mismísima alcoba de la reina, su hija, su hermana, y cierta prima lejana muy bondadosa.
Obviamente era muy esperada la continuación de la primera obra, si bien ya habían pasado algunos años (37 para ser exactos), mi crédito seguía abierto, aún comía gratis en el puesto de hot dogs cercano a la plaza central.
Por lo que me decidí a poner nuevamente mi genio en marcha y comenzar con la esperada segunda obra teatral.
La expectativa fue creciendo y creciendo a medida que pasaban los años.
Los meses.
Los días.
Las horas...y fue cuando me dí cuenta que aquella primera obra había sido solo un golpe de suerte, no había nada de genialidad en mi persona, ni mucho menos en mi casa, ni siquiera en mi cuadra, sin ir más lejos mis vecinos eran "Harry el idiota", "Joe el tarado" y "Marcell, el zanguango".
Opte por la salida lógica, una serie de escándalos, unos romances baratos con estrellas de moda, unas borracheras, unos arrestos, alguna que otra pelea perdida, unos saltos desde un noveno piso a la pileta de natación del hotel, vestirme con harapos, destrozos de bazares, y todo lo posible que uno puede hacer para que el publico que alguna vez fue un fiel seguidor diga:
"Pobre, al final todos los genios son unos incomprendidos".
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