Recuperado ya en un 68.5 por ciento de los alocados festejos de su cumpleaños (cientos de años no se cumplen todos los días), Gutierrez ya piensa en que ocasión especial estrenar el par de medias que le mando su tía de Brasil y el cinturón de piel de luciérnaga que una de sus ex novias le mando por mail en un adjunto.

Aun así él piensa y mucho, casi todo el tiempo.
La edad le sentó bien, lo ha vuelto un tanto filosofo, no de esos que dan clases en la Universidad, sino de esos que elaboran teorías acerca de todo y todos sentado en su sillón, piensa piensa y piensa.
Sin ir mas lejos, pensaba que era más alto, pensaba que era mas rápido, pensaba que era mas bello, pensaba que era mas ágil, pensaba que era mas grande, pensaba que era de otro color, pensaba que era de otro sabor, pensaba que las cosas serian diferentes en algún momento.