Y así distinguir entre la vigilia y el sueño se hace cada vez mas difícil.Gutierrez suele despertarse y contarle a su novia los mas extraños sueños, incluso dentro de sus sueños para no perderse ningún detalle. Y para sacarse las dudas la pellizca, le tira un vaso de agua y le muerde un ojo.
Aparentemente a llegado la etapa de calma y madurez a la vida de Gutierrez, ya no navegara nunca más por los Siete Mares del Caos, a lo mejor una regata ocasional pero que no sume puntos para el campeonato.
Por primera vez en mucho tiempo no siente la necesidad imperiosa de usar su increíble sex appeal para conquistar a cuanta fémina se le cruce en su camino, sin distinción de especie, credo o gusto musical.
Nada de cantidad sobre calidad como en épocas de antaño, ya no mirara más a las chicas de la panaderia, a la vecina que enseñaba idiomas, a la recepcionista de su dentista que tenia un acento centroamericano y dulzón, a la que vive al final del pasillo que le gusta bailar semi desnuda, o la promotora de telefonos celulares que siempre le regala una sonrisa de más el entregarle el folleto, a la señora entrada en años que trabajaba en la libreria y tenia casi casi el mismo olor que los libros editados en el siglo pasado.
Se siente afortunado por experimentar algo que la mayoría de las personas jamás experimentara.
De un día para otro, misteriosamente, Gutierrez se ha vuelto a enamorar perdidamente de su novia.
Aparentemente a llegado la etapa de calma y madurez a la vida de Gutierrez, ya no navegara nunca más por los Siete Mares del Caos, a lo mejor una regata ocasional pero que no sume puntos para el campeonato.
Por primera vez en mucho tiempo no siente la necesidad imperiosa de usar su increíble sex appeal para conquistar a cuanta fémina se le cruce en su camino, sin distinción de especie, credo o gusto musical.
Nada de cantidad sobre calidad como en épocas de antaño, ya no mirara más a las chicas de la panaderia, a la vecina que enseñaba idiomas, a la recepcionista de su dentista que tenia un acento centroamericano y dulzón, a la que vive al final del pasillo que le gusta bailar semi desnuda, o la promotora de telefonos celulares que siempre le regala una sonrisa de más el entregarle el folleto, a la señora entrada en años que trabajaba en la libreria y tenia casi casi el mismo olor que los libros editados en el siglo pasado.
Se siente afortunado por experimentar algo que la mayoría de las personas jamás experimentara.
De un día para otro, misteriosamente, Gutierrez se ha vuelto a enamorar perdidamente de su novia.
Vamos Gutiérrez!
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