
Lo confieso (y no solo a la lluvia), la soledad me ha vuelto ermitaño, antisocial, sucio (eso es nuevo), carente de los modales que Leonardo Da Vinci habia propuesto al cenar.
Incluso soy capaz de sentarme en la vereda a eso de las seis de la tarde (que es cuando la gente sale de trabajar) a comer un frasco entero de dulce de leche con una cucharita pequeña y no convidar a los que imploran.
Vas a ser capaz de aguantar mi risa todos los dìas, de soportar que te silbe (Fiiii Fiuuuuu!) cuando pases caminando en zoquetes, despeinada, recièn levantada?, vas a poder aguantar que me levante de buen humor todos los dìas? ...mira que es todo culpa tuya eh!
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