
Nuevamente Gutierrez pasa una noche llena de mùsica, mujeres, alcohol y buenos amigos compartiendo risas.
Bueno en realidad estuvo tomando un exquisito tè de frutilla, y mirando por la ventana, mientras jugaba con adivinar la edad de los perros que olfateaban su tacho de basura.
Mas tarde salio a caminar con la misiòn de juntar los pedacitos de corazones rotos que encontraba en la vereda de las casas de las mujeres mas hermosas del barrio.
Al llegar a su casa los ordeno prolijamente, los pego con cinta, los metio en sobres y se los envio por correo simple a sus dueños.
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