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21.11.07

El martirio y el festejo


Por fin llego el momento de la despedida para Gutierrez.

Dejo en casa los sentimientos y cualquier signo de debilidad guardado en el cajon de las medias.



Se encontro con ella en planta baja, ella vivia en planta baja.
No hubo muchas palabras, pero se pusieron de acuerdo en que un abrazo no le haria mal a nadie.

Y entonces se abrazaron.

Y a decir verdad, no estuvo nada mal el abrazo.
Los primeros días, eso sí, fueron un tanto incomodos.
Ya con el pasar de las semanas, todo fue más fluido. Algunos chistes y risas complices.
Después de unos meses se las ingeniaron para desarrollar varias tareas abrazados.
Año nuevo en casa de los padres de ella, Navidad con la familia de èl.
Incluso en las agencias de viaje pagaban solo un boleto.
Cuando iban a la pileta, solo se metian en la parte bajita, Gutierrez no es buen nadador.
Obviamente ninguno de los dos se perdio el primer día del Jardin de su hijo.
Pero un día paso lo inevitable, dejaron de abrazarse.


Entonces Gutierrez estornudo fuertisimo, ella le dijo "salud!" y sin perder un segundo se volvieron a abrazar...por que se extrañaban.



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