Entonces la gente observa que cuando Gutierrez camina lo hace de un modo diferente.
Generalmente Gutierrez hace todo de un modo diferente, no por voluntad propia, sino por limitaciones propias…no se si esto merece recompensa alguna.
Y cuando camina, se toma todo el tiempo del mundo, cada paso es estudiado, observa cada detalle donde piensa situar su pie. Cada relieve de la vereda, cada pozo de la calle que acaba de cruzar.
Mira a los costados, levanta la cabeza, cierra los ojos y se deja guiar por su olfato y su oído, sabe que una brisa es el comienzo de una tormenta, y que un bocinazo significa que esta parado en el medio de la calle.
A pesar de haber pasado mas de mil veces por esa misma esquina, mira todo como si estuviera perdido o como si fuera un turista que esta a punto de sacar una gran foto para luego mostrarle a sus amistades por que sabe que no le creerán sobre el viaje.
Algunas personas lo observan maravilladas y entienden que a lo mejor la vida debe ser así, pausada, disfrutando cada mínimo detalle, sin apresurarse, incluso analizando la belleza de un chicle de sabor dudoso que alguien escupió en la vereda.
Y por todo esto aprecian un poco más la sabiduría y filosofía de vida de Gutierrez.
Mientras tanto Gutierrez sigue buscando las llaves de su casa que perdió anoche jugando al ring raje.
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