
Shhh.
Sigo aquí dentro del armario, por eso no puedo levantar la voz.
Debo confesar que mis habitos de vida estan cambiando.
Mi vista se acostumbro a la no luz.
Salvo el pequeño rayito que entra por la cerradura cuando alguien entra en la habitaciòn.
Y lo aprovecho para hacer un pequeño juego.
Dependiendo que parte de mi cuerpo ilumine ese pequeño rayo, trato de recordar alguna anecdota significativa.
Por ejemplo si ilumina mi hombro derecho, automaticamente recuerdo cuando una vaquita de San Antonio se paro ahi y me susurro al oìdo algunos secretos tuyos y se rio con su risita de vaquita de San Antonio.
Si de casualidad illuminara alguna de mis dos manos, recordaria la primera vez que te prepare el desayuno...y me queme con el tè y me corte con el cuchillo de manteca, no a todos les sucede eso.
Entonces cuando ilumine mi nariz, solo podre recordar tu perfume, o el nuestro al estar juntos...
Pero si por desgracia llegara a iluminar mis pies, tratare de evitar el recuerdo de que ambos pies no fueron lo suficientemente veloces como para alcanzar el tren en el que te fuiste.
Sigo aquí dentro del armario, por eso no puedo levantar la voz.
Debo confesar que mis habitos de vida estan cambiando.
Mi vista se acostumbro a la no luz.
Salvo el pequeño rayito que entra por la cerradura cuando alguien entra en la habitaciòn.
Y lo aprovecho para hacer un pequeño juego.
Dependiendo que parte de mi cuerpo ilumine ese pequeño rayo, trato de recordar alguna anecdota significativa.
Por ejemplo si ilumina mi hombro derecho, automaticamente recuerdo cuando una vaquita de San Antonio se paro ahi y me susurro al oìdo algunos secretos tuyos y se rio con su risita de vaquita de San Antonio.
Si de casualidad illuminara alguna de mis dos manos, recordaria la primera vez que te prepare el desayuno...y me queme con el tè y me corte con el cuchillo de manteca, no a todos les sucede eso.
Entonces cuando ilumine mi nariz, solo podre recordar tu perfume, o el nuestro al estar juntos...
Pero si por desgracia llegara a iluminar mis pies, tratare de evitar el recuerdo de que ambos pies no fueron lo suficientemente veloces como para alcanzar el tren en el que te fuiste.
Y no me mandaste ni una postal.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario