
Gutierrez camina rumbo a la casa de una bella mujer con la cual tiene mucha afinidad pero no quiere ponerle titulo a la excelente relación que sostienen, dejando que el destino decida por él; ya que su tiempo de reacción emocional es un tanto lento.
La mujer se siente afortunada de tener un hombre como Gutierrez a su lado.
Siempre de excelente buen humor (incluso sin saber de donde proviene), que disfruta de las tareas del hogar como cocinar – lavar – limpiar aunque después ella tenga que repasar todo de nuevo (lo que vale es la intención), que goza de muy buena salud solo por que desconoce todas las enfermedades, y que no deja pasar ni un segundo sin decirle un piropo.
Casualmente al encontrarse con ella le dice:
-“Hola mi pipi hermosa, me gusta como el sol te ilumina la cara y se te ven todos los lunares!”- Acto seguido le estampa un sonoro beso.
Ella sonríe tanto que su rostro esta a punto de dividirse en dos mitades iguales horizontalmente.
Lo que ella no sospecha es que segundos antes de ingresar a su casa Gutierrez se cruzo con un hermoso perrito de la calle y le dijo:
-“Hola mi pipi hermosa, me gusta como el sol te ilumina la cara y se te ven todos los lunares!”- Acto seguido le estampa un sonoro beso
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