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19.9.07



Continuan aqui las breves reseñas sobre grandes clasicos del cine:


-El silencio de los inocentes: Harto ya de programas de televisiòn acerca de perder peso y llevar una vida saludable, el protagonista decide comerse a sus vecinos.








Y Gutierrez no sale de su asombro por los ultimos sucesos en su vida.


El principal motivo es que su novia flaquita ya no se vuela màs. Verdaderamente no tiene la necesidad y ahora le cuesta un poco màs al viento llevarla por los aires.





Y la sonrisa de Gutierrez da dos veces la vuelta a su cara, entonces canta en el desayuno, canta mientras almuerza (luego limpia todo lo que sale de su boca), canta en la ducha (para esto contrato a un guardavida, por la cantidad de agua que tragaba), incluso canta dormido.





Y ya tiene miles de planes como alquilar una de esas bicicletas con tres asientos y dar vuelta por la costanera, seguir comprando juguetes (incluso esta considerando prestarselos), enseñarle a ladrar, a rascarse la oreja con el pie, a subir al cerro a atrapar bichos y otras porquerias que se esconden en las plantitas.





Pero hay algo que lo tiene sumanente preocupado.


Y por eso en la cena uno lo puede ver concentrado, enfocando con toda su fuerza al salero y estirando su brazo en la misma direcciòn, pero por màs que trata... el salero no se acerca.


Entonces su novia se le acerca al oido y le dice:





-Gutierrez, ser padre no te da poderes de Jedi.

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